YERAY CALVO
Lucas Masciano, Andrés Suárez y la banda Che Sudaka esconden
tres historias unidas por un mismo comienzo: la calle. Iniciaron sus carreras
en España como músicos callejeros en Madrid y Barcelona. Hicieron callo en 'la
mejor escuela de músicos' y aprendieron las herramientas del oficio con las
circunstancias adversas. De tocar en la calle pasaron a hacerlo en recintos de
miles de personas. Unas carreras consolidadas que no hubieran sido lo mismo sin
el denominador común del asfalto.
El argentino Lucas Masciano aterrizó en 2001 en Barcelona
con su guitarra y un puñado de canciones pop, alguna incluso compuesta días
antes del viaje que iba a cambiar su vida. 'Empecé tocando en sitios apartados,
casi para mí y un amigo. Luego empezamos a coger fuerza y nos plantamos en
Portal del Ángel, una calle muy transitada, con un contrabajo y una guitarra.
Se armaba una rueda enorme de gente y ahí vendíamos un montón de discos. En esa
época había momentos que ganábamos mil euros en una hora', explica el
argentino. A los tres meses le fichó una compañía y con los años hizo una gira
por grandes recintos de toda España acompañando a uno de los grupos de más
éxito comercial de la pasada década, El Canto del Loco. 'En esa época llegamos
a ganar mil euros en un hora', recuerda Luscas Masciano.
Toda su carrera musical de 12 años se construyó con el
cimiento de aquellos meses en la calle. Los dos primeros discos en España los
sacó con Filmax, que lo descubrieron mientras tocaba a la intemperie. Lucas ya
había puesto la semilla, sin saberlo, de lo que iba a suponer un punto de
inflexión en su carrera, antes incluso de sacar esos dos trabajos
discográficos, con sus conciertos callejeros: realizar una
gira con el grupo de masas del momento en España: 'Fue una casualidad,
esa mañana había visto un video de El Canto del Loco por televisión, yo no los
conocía, y me gustó. Vi chavales jóvenes con mucha energía. Conecté mucho con
David (guitarrista de la banda) cuando vi el video, un tío con barbita que
tocaba la guitarra. Me quedé con su cara. A la tarde estaba tocando y vi que
era él. Acabé un tema y en medio del concierto le pregunto si tiene una banda
de rock, y me dice que sí. Esperó a que acabara el concierto y charlamos',
rememora el músico argentino. La historia parecía estar ya escrita: David Otero
sacó años después a través de su discográfica, Manicomio Récords, el tercer
disco del argentino, ‘Todo bien', y se lo llevó de gira por toda España por
pabellones con aforos de cinco dígitos. 'Por eso me toca tanto los cojones
cuando ahora ponen tantas restricciones para tocar en las calles, porque yo
pude hacer mi carrera artística gracias a la calle', confiesa Masciano.
Actualmente se encuentra inmerso en un proyecto que nace desde ese espíritu: un
viaje de París a Transilvania en furgoneta en el que grabarán sonidos
ejecutados por músicos callejeros de cada país y que formarán parte de su
próximo trabajo.
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